Después de días de inclemencias climáticas, disfrutamos de una noche despejada y llena de estrellas, aprovechando la oportunidad para contemplar uno de los espectáculos más fascinantes del universo: el Triplete de Leo.

Equipados con un telescopio refractario Sharpstar de 61mm y un filtro IR/UV, capturamos una imagen impresionante del Triplete de Leo, compuesta por las galaxias M66, Messier 65 y NGC 3628.

Esta observación, que involucró dos horas de exposición, reveló la belleza y la complejidad de estas galaxias, que se encuentran a una distancia estimada de entre 700,000 y 800,000 años luz una de otra. Además, se cree que el Triplete de Leo está ubicado a unos 30 a 35 millones de años luz de distancia de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea

.Pero el interés por el Triplete de Leo va más allá de su posición en el cosmos. Este conjunto de galaxias ha cautivado la imaginación de culturas antiguas, inspirando mitologías y leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos.

En la mitología griega y romana, la constelación de Leo está vinculada al legendario León de Nemea, una bestia invulnerable que fue derrotada por Hércules como uno de sus doce trabajos heroicos. Esta hazaña llevó a Zeus a colocar la constelación de Leo en el cielo como un tributo a la valentía del héroe.

Por otro lado, en la antigua cultura egipcia, la constelación de Leo estaba asociada con la poderosa deidad Sekhmet, representada como una leona o una mujer con cabeza de leona. Sekhmet era vista como una deidad tanto protectora como destructiva, con la capacidad de traer enfermedades o curarlas con su aliento ardiente.

Así, mientras los astrónomos modernos exploran las distancias y las maravillas del Triplete de Leo, también nos recuerdan la rica historia y mitología que rodea a estas constelaciones, conectando nuestro presente con el legado de civilizaciones antiguas.

 

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