Entre actos, fiestas y trajes: ¿y Roldán cuándo? Por Nahuel Perez

El intendente de Roldán, Daniel Escalante, estuvo presente en la reinauguración del Aeropuerto Internacional de Rosario, un evento de alto perfil político que contó con la participación del gobernador Maximiliano Pullaro, la ex vicegobernadora Gisela Scaglia y una nutrida presencia de funcionarios y dirigentes de primera línea.
Escalante, prolijo, bien vestido, con saco y zapatos acordes a la ocasión, volvió a mostrarse en una postal de gestión… aunque lejos de su ciudad. Y no fue un hecho aislado. Desde que se tomó licencia por una enfermedad coronaria que estuvo a punto de costarle la vida, el intendente parece haber recuperado energías suficientes como para no perderse prácticamente ningún acto, inauguración o evento social al que pueda asistir.
La pregunta que empieza a resonar entre vecinos no es capciosa:
👉 ¿Está decidido ahora a no perderse ninguna fiesta?
Mientras tanto, Roldán sigue esperando.
Esperando calles transitables, porque muchas están destruidas, mal reparadas o asfaltadas de manera fragmentada. Esperando soluciones de fondo para las cloacas de Punta Chacra, una obra largamente prometida que se dilata sin explicaciones claras, cuando parte de la resolución depende de gestionar fondos provinciales para cubrir un faltante que nunca asumió quien debía hacerlo: el desarrollador, señalado en su momento como “amigo” del poder local.
A esto se suma otro incumplimiento que golpea de lleno la vida cotidiana de los vecinos: la no gestión de la Agencia de Energía de la EPE en Roldán. Una promesa anunciada, celebrada y repetida que jamás llegó a concretarse, mientras la ciudad continúa padeciendo cortes de energía frecuentes, baja tensión y una infraestructura que no da abasto. La energía no es un lujo, es un servicio esencial, y la ausencia de respuestas concretas vuelve a exponer una gestión más preocupada por la agenda política que por los problemas diarios del vecino.
Los vecinos también recuerdan otras amistades. Aquellas que aportaron dinero para la campaña, y que hoy miran con preocupación cómo el intendente desfila de evento en evento mientras las deudas políticas y económicas siguen sin saldarse. Son varias, son importantes y no pasan desapercibidas.
La sensación general es clara y preocupante:
📍 En Roldán no pasa nada, o al menos nada que mejore de manera concreta la vida cotidiana de quienes viven, pagan impuestos y esperan respuestas.
Quedan todavía cuatro años de mandato.
Cuatro años en los que el intendente parece tener agenda para seguir de fiesta en fiesta, de acto en acto, de foto en foto.
La incógnita es si, en algún momento, esa agenda incluirá de manera prioritaria los problemas reales de la ciudad que fue elegido para gobernar.
Porque los eventos se terminan, los aplausos se apagan y los trajes se guardan.
Pero las calles rotas, las cloacas sin resolver, los cortes de energía y las promesas incumplidas siguen ahí, todos los días, esperando algo más que presencia protocolar.
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